Cómo ser un gran escritor

Cómo ser un gran escritor: Vivir del cuento

Todos los autores sueñan con ser uno de los grandes. Ver sus libros en los principales escaparates de las librerías más solventes, firmar libros en las mejores ferias y en presentaciones repletas de público. Sin embargo, el camino hasta llegar a ser un superventas es muy largo.

Analizando los testimonios y las experiencias de los autores más renombrados a través de la historia, podemos sacar algunas conclusiones que nos ayuden a mejorar:

Gabriel García Márquez tuvo muchísimas dificultades iniciales para publicar. Obras suyas como La hojarasca fueron rechazadas por multitud de editoriales y no es de extrañar. Hasta que este autor no dio con su propia manera de escribir (dijo que tras leer a Kafka), hasta que consiguió su propio estilo su obra no fue tenida en cuenta ni por los lectores ni por los editores.

Desarrolle se propio estilo y no busque una manera de agradar al público. No busque la fórmula mágica de los best sellers.

Harri Potter es un libro muy sencillo, con una temática mil veces abordada anteriormente, pero está hecho con entusiasmo, mejorando lo que ya se había hecho hasta el momento.

No piense en el éxito. Procure escribir bien.

Borges nos dejó una cita genial: «Publico mis obras para no tener que seguir corrigiendo». El proceso de corrección de una obra es más complejo e importante que el de escribirla.

Dedique a corregir su obra el doble de tiempo del que le llevó escribirla por lo menos.

Víctor Hugo fue un escritor inmenso que dedicaba a leer mucho más tiempo del que dedicaba a escribir. A lo mejor por eso dijo: «Tengo una biblioteca enorme porque jamás presto un libro y nunca devuelvo los que me prestan». La mayoría de los escritores de ahora apenas leen. Pretenden escribir bien sin apenas haber leído, sin disfrutar de una buena lectura previamente.

Lea mucho y escriba lo justo.

El excéntrico Bukowsky tenía bien claro que escribía lo que le pasaba, lo que se le ocurría. Nunca escribió la gran novela, pero nos dejó pasajes brillantísimos de escritos breves.

No fuerce la máquina. Escriba sobre aquello que domine, que le guste y que se le de bien.

El genial Mingote dijo en una ocasión; «Hay idiotas a los que no se les ocurre nada, comienzan a escribir y terminan una obra de ochocientas páginas». En efecto, para muchos autores es como si hubiera que sentarse ante el ordenador y escribir, sin ocurrencias, solo porque ahora es el momento de escribir.

Si no se le ocurre nada levántese de la mesa y no escriba. Aproveche para corregir o para leer algo interesante.

Los mejores escritores, incluidos, por supuesto Cervantes y Shakespeare, escribieron sus mejores obras a una edad respetable.

No tenga prisa por comenzar ni por terminar una obra. Hágala a su ritmo pero hágala bien.

Hemminway dixit: » Los escritores deberían vivir en un burdel. Por las noches pasan muchas cosas que a la mañana siguiente se pueden escribir en absoluta tranquilidad».

Autoeditarse no es el camino al éxito, pero colaborar económicamente en la publicación de su obra puede ser un primer paso extraordinario para alcanzarlo.

Son muchos los autores que se niegan a apostar económicamente por su obra. Sin embargo, la historia les desdice categóricamente. Cervantes no pudo publicar nada hasta que no encontró un mecenas que pusiera dinero ante los impresores. Camilo José Cela era editor, por lo que se financiaba sus propias obras. Muchos de los escritores que hoy en día ocupan los escaparates de las librerías de todo el mundo tuvieron que financiarse sus obras. Mientras tanto, otros se sentían ofendidos ante las propuestas de colaboración económica que se les presentaban.

Un escritor necesita vivencias. Viva, disfrute de la vida, sea curioso y conozca gentes, lugares, ambientes. También necesita un lugar tranquilo donde pasar las horas de inspiración escribiendo sus vivencias o las de otros, reales o imaginarias.

Son muchos los autores que prefijan el tamaño de su obra antes siquiera de empezarla. Piensan que una gran obra debe tener unas dimensiones determinadas. Ven los escaparates de éxitos conteniendo libros voluminosos (Tolken, por ejemplo). Es cierto que a los escritores consagrados los editores les piden obras grandes para poder fijar un precio mayor y obtener mayores beneficios, pero seguro que no es su caso. Gabriel García Márquez reconoció que su mejor novela fue, sin duda, El coronel no tiene quien le escriba. Esta obra solo tiene noventa y dos páginas.

Olvídese del tamaño de su obra. Escriba hasta donde tenga que escribir.

Solo recordamos los grandes éxitos de los grandes escritores. Sin embargo, por lo general, sus vidas estuvieron llenas de fracasos personales y literarios.

Si sus primeras obras fracasan considere que entra dentro de lo posible, y que un escritor hace una carrera completa, con suspensos, aprobados y sobresalientes. No pretenda ser un superventas con su primera obra; no suele ocurrirle a casi nadie.

Esperamos que estos testimonios le hayan servido para reflexionar y le deseamos mucha suerte.

 

Si deseas que valoremos su obra y/o la demos a conocer a las editoriales solo tiene que ir a la página INICIO

SER UN GRAN ESCRITOR – Agencia Literaria Urbem

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